En momentos como este, es necesario que escuchemos más de lo habitual». Dr. Frederik G. Pferdt, jefe de Innovación de Google, explica cómo el design thinking puede ayudarnos a lograrlo. A continuación, te mostramos cómo comenzar.
¿Cómo podemos generar confianza y seguridad emocional en los equipos cuando se están cuestionando algunas de las nociones tradicionales de los grupos y el trabajo en conjunto? La realidad es que cada desafío representa una oportunidad si nos tomamos el tiempo necesario y nos esforzamos por hacer las preguntas correctas y prepararnos para el futuro.
El design thinking, o el diseño centrado en las personas, puede ayudarnos a lograrlo. Si nos enfocamos en sus necesidades, podemos manejar la incertidumbre a través de la empatía, el pensamiento expansivo y la experimentación. Como líderes, innovadores y diseñadores, podemos utilizar los siguientes tres enfoques y herramientas para navegar hacia el futuro en estos tiempos de crisis y cambios.
Índice
Adopta la empatía
En momentos como este, es necesario que escuchemos más de lo habitual. Los diseñadores se enfocan en comprender las necesidades de las personas y cambian de perspectiva mediante técnicas provenientes de la antropología cultural y la psicología. La empatía te ayuda a inspirarte en las necesidades, las emociones y las motivaciones de las personas, a fin de que puedas comenzar a desarrollar soluciones significativas para problemas reales.
Creemos que la empatía es una de las habilidades más importantes para el futuro.
Escuchar con atención para comprender lo que las personas realmente necesitan es una habilidad que se aprende y se practica. Quizás descubras que hiciste algunas suposiciones sobre los demás basadas en tus propias necesidades. Cuestionarlas te ayudará a desarrollar una solución indispensable y útil.
En Google, creemos que la empatía es una de las habilidades más importantes para el futuro. Por eso, brindamos a nuestros líderes y Googlers la posibilidad de practicarla a través de pequeñas acciones, como reuniones virtuales por la mañana y por la noche para comprobar cómo están los demás a nivel personal. La reunión semanal de mi equipo comienza con un ritual consciente en el que simplemente «respiramos juntos». También estamos realizando un experimento en el que un miembro del equipo muestra un objeto que considera importante en su vida y cuenta qué emociones le despierta, lo que nos brinda a todos la posibilidad de ponernos en su lugar.
Hazte la pregunta «¿Cómo podríamos…?»
La mayoría de las personas creen que la innovación surge a partir de una gran idea, pero la verdad es que comienza con una gran pregunta, con un problema que debe resolverse. Muchos de nosotros somos excelentes generadores de ideas. También sabemos detectar problemas, especialmente cuando probamos algo nuevo. Una habilidad fundamental que todos podemos mejorar es el pensamiento expansivo; para ello, podemos formular problemas y convertirlos en preguntas, buenas preguntas, para así después poder ofrecer soluciones.
Para formular buenas preguntas, podemos usar una herramienta del design thinking, y plantearnos «cómo podríamos». Por ejemplo:
- Problema: Debemos trabajar desde casa, pero es posible que en las sesiones de capacitación no se produzca esa conexión humana tan esencial. Pregunta: ¿Cómo podríamos lograr que las capacitaciones mediante videoconferencia sean más útiles que las que se realizan de forma presencial?
- Problema: Me resulta difícil trabajar desde casa. Me cuesta permanecer concentrado, y mi familia me distrae. Pregunta: ¿Cómo podríamos ayudar a las personas que están en su casa a adaptarse a diferentes estilos de trabajo?
Una vez que transformamos un problema en una pregunta, comenzaron a surgir ideas creativas para resolverlo.
Hace poco, dirigí una sesión en The Google School for Leaders para que los participantes plantearan todas las preguntas que tenían. Estos encuentros son parecidos a los de intercambios de ideas: es fundamental plantear tantas preguntas como sea posible, no juzgarlas, ser visual, escribir titulares y no ponerse límites. A continuación, se seleccionan las preguntas más importantes para continuar el proceso y, una vez que los problemas se transforman en preguntas, empiezan a surgir respuestas creativas para resolverlos.
Fomenta tu mentalidad experimental
Después de evaluar lo que es posible, es hora de explorar tu costado experimental. La experimentación tiene su origen en aquella vieja filosofía «fracasa rápido». Pero esto no se trata de los fracasos, sino de las enseñanzas que nos dejan. Si fracasas, descubres rápidamente qué funciona y qué no, por lo que puedes hacer modificaciones para encontrar una solución.
Experimentar puede ser difícil; nuestros cerebros quieren ahorrar energía, por lo que nos concentramos en las ideas y las soluciones que ya funcionaron anteriormente, y evitamos probar algo nuevo. Por ese motivo, es necesario crear un entorno en el que las personas y los equipos se sientan lo suficientemente seguros como para correr riesgos y experimentar cosas nuevas, incluso de forma virtual. Esto significa que debemos motivar a los equipos y los líderes para que desafíen los límites y se muestren vulnerables ante los demás, así como invertir en seguridad emocional. Si eso sucede, podrás evaluar mejor las ideas, comprender realmente a tus usuarios, identificar tus fortalezas como líder o como equipo y experimentar para llegar al futuro deseado más rápido.
Por: Dr. Frederik G. Pferdt